El aprendizaje infantil comienza con la
observación. Los niños ven lo que hacen sus padres, cómo se comportan, y
aprenden esas mismas conductas, las adquieren en su repertorio y las repetirán
en un futuro. Por ello, es necesario que las actitudes, conductas,
hábitos y expresiones sean lo más saludables posibles.
La ardua tarea de ser padres tiene unas
implicaciones que a veces no alcanzamos a dimensionar. Sin embargo, creemos que
sí podemos ser ejemplos en palabra, conducta, amor, fe y pureza.
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